Sólo para parejas

Muchos ejecutivos están teniendo mucha presión en sus puestos de trabajo por los altos niveles de competencia en el mercado, la carga laboral, los desafíos y el crecimiento de sus organizaciones. Esas presiones impactan seriamente en la vida personal, las relaciones de pareja y la familia. Cuando el ejecutivo tome conciencia del nivel de deterioro de su relación, puede ser demasiado tarde. Estas circunstancias inspiran este artículo.

En las relaciones de pareja, el hombre tiene la necesidad de ser respetado. La mujer necesita ser amada. Los problemas se suscitan cuando uno de los dos deja de responder a la necesidad del otro. El problema se convierte en un círculo vicioso: el hombre deja de amar a la mujer, ésta de respetarlo y al no sentirse respetado el hombre deja de darle muestras de amor y viceversa. Al no sentirse amada, ella deja de respetarlo… y luego de un tiempo la relación se acaba. Éstas fueron las reflexiones de una conversación con el coach Kiko Poblete, quien además comentó: “está comprobado que tanto el hombre como la mujer estamos cableados física y neurológicamente de una manera distinta y, por ende, tenemos necesidades primarias diferentes… los dos necesitamos sentirnos amados y respetados, pero el orden de prioridad es distinto para cada género. Una vez entendida e interiorizada esta dinámica podemos desde la corresponsabilidad hacernos las preguntas poderosas de autocrítica y así poder mejorar el diálogo de pareja” y fortalecer aún más o salvar la relación.

Gottman es uno de los grandes especialistas e investigadores de las relaciones de pareja. Él dice que muchos de nosotros creemos que la ira es la causa primordial de relaciones infelices. Sin embargo, el conflicto no es realmente el problema sino la forma como lo manejamos. Compartir lo que se piensa y se siente de manera constructiva es la clave para recuperar el equilibrio somático en el que debe prevalecer la relación de pareja.

Gottman llama “Los cuatro jinetes del Apocalipsis” a los elementos que avivan el conflicto y lo pueden volver insostenible. Estos son: la crítica, el desprecio, el estar a la defensiva y el corte de la comunicación.

  1. Crítica. Uno de los principios de la negociación efectiva es: “Duro con la tarea, suave con la persona”. La crítica que hiere y destruye la relación de pareja es la que se personaliza en lugar de enfocarse en la conducta específica que genera el conflicto. No es lo mismo decir “nuevamente perdiste las llaves del auto” que “eres un irresponsable”. Según Gottman, esta táctica es más utilizada por las mujeres.
  2. Desprecio. Es una manifestación de falta de respeto hacia la pareja. Entre ellos están la ironía, el burlarse del otro, el dejarlo mal ante los demás, el descalificarla.
  3. El estar a la defensiva. Las personas no se resisten al cambio, se resisten a lo que pueden perder al cambiar. Una manera muy ‘efectiva’ para resistirse es ponerse a la defensiva a través de las escusas, culpando a otros, no asumiendo responsabilidad o devolver la retroalimentación con quejas o críticas hacia el otro. Al hacerlo, la persona no se concentra en los aspectos conductuales que es necesario transformar para satisfacer a su pareja o al menos dialogar para llegar a un acuerdo conjunto.
  4. El corte de la comunicación. Esto lleva a que los temas no se discutan o no se generen los cambios o los acuerdos necesarios para que la relación se mantenga y recupere su equilibrio. Esta táctica no resuelve nada y la pareja huye finalmente de las soluciones. Esta táctica es más utilizada por los hombres.

Estos mecanismos que surgen en defensa del ego pueden apoderarse como una práctica en la relación de la pareja y, según las investigaciones, conducirla en un 80% de los casos a una separación.

¿Cuáles son los secretos para fortalecer tu relación de pareja y consolidar tu matrimonio?

Gottman menciona diez prácticas fundamentales para ello:

  1. Cultiva la amistad con tu pareja. Descubre sus gustos, sueños, preocupaciones, miedos, ilusiones, etc. Dedica breves minutos cada día a escucharla activamente y estar presente para ella.
  2. Toma pasos activamente para fomentar tu afecto y admiración por  tu pareja. Haz una lista de las cosas que te atraen de tu pareja, sus fortalezas y virtudes. Léelas a diario para fortalecer tu conducta positiva hacia ella.
  3. Sé siempre respetuoso con tu pareja. Tu pareja tiene una historia de su infancia, adolescencia y preadultez. Esas experiencias del pasado, como a ti las tuyas, la han hecho el ser que es hoy. Sé compasivo, tolerante y acepta lo que no puedes cambiar.
  4. Dale reconocimiento a tu pareja por sus logros, avances, cambios, y por todas las cosas que hace bien y te satisfacen.
  5. Perdónense el uno al otro.
  6. Si las  conversaciones empiezan a cargarse de emociones muy fuertes, es preferible detenerlas y postergarlas para otro momento o te corres el riesgo de emitir  juicios o expresiones de las que luego te puedes arrepentir.
  7. Déjate influir por las ideas y perspectivas de tu pareja. Construye una versión conjunta de cómo funciona la vida, las relaciones, el matrimonio y lo que este conlleva. Entender su punto de vista es vital. No nos creamos los dueños de la verdad. Los hombres son más proclives a buscar tener la razón. Gottman dice que “Cuando un hombre no está dispuesto a compartir la autoridad con su cónyuge, hay un 80% de posibilidad que su matrimonio se autodestruya”. El matrimonio es una relación de servicio sustentada en el dar y el recibir.
  8. Da reconocimientos y cumplidos a tu pareja cada día por cada crítica constructiva. Si la relación está cifrada de mucha negatividad, sufrirá.
  9. Aprende a enfocarte en el 20% que fortalece el 80% de la relación. El otro 80% déjalo en paz. No te preocupes por pequeños detalles. Gana la guerra perdiendo algunas batallas.
  10. Las relaciones de pareja crecen y se fortalecen con el crecimiento personal de cada miembro. No dejes de trabajar en tu desarrollo personal en todos los frentes.

Un gato le pregunta a un conejo: ¿por qué tienes las orejas tan grandes y la boca tan chica? El conejo le contesta: para escuchar el doble de lo que hablo. Gran lección para mantener nuestro matrimonio vivo y sano.

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