Gracias Ego. Sin ti no podría sobrevivir ni evolucionar.

El ego nos ayuda a evolucionar

Uno de los grandes estudiosos del ego fue Sigmund Freud. Para él, el ego esté compuesto de tres personas diferenciadas:

  • Ello (id): deseos e impulsos.
  • Superyó (superego): moral y reglas de una sociedad que un individuo respeta.
  • Yo (ego), a través del cual una persona lograr los “acuerdos” entre los deseos e impulsos del ello y las reglas y normas que la sociedad impone. (Fuente: web Definicion.de)

En sicología espiritual se relaciona el ego con los objetivos materiales, con la supervivencia como elementos fundamentales en la vida de una persona. El ego nos lleva a los orígenes de la existencia humana. Sin él, no estaríamos poblando la tierra. Gracias al ego cruzamos las calles, trabajamos para conseguir resultados, planteamos nuestros puntos de vista, tenemos hijos, compramos y vendemos, nos relacionamos con otros, somos proactivos, innovamos, tomamos iniciativa, etc. En esencia, gracias al ego vivimos en el mundo material, básico para la subsistencia y preservación de la especie y fundamental para continuar en nuestro proceso evolutivo.

El ego es visto como maligno y algo que debemos matar en nosotros mismos. El ego no es malo en sí mismo. Su problema es que es “viejo”: fue diseñado para gestionar la supervivencia, la protección, el peligro y la seguridad, movilizando la energía a tomar acción. Dada la cultura actual de competencia a nivel individual, profesional y empresarial no es raro que los egos sigan dominando la humanidad en busca de supervivencia.

El problema radica en que el ego sólo puede apoyar hasta ciertos niveles la evolución de la consciencia humana. No tiene capacidad para captar las frecuencias más altas de lo espiritual (donde lo material se convierte sólo en un medio). El ego está compuesto de dos niveles de consciencia: el mental y el emocional, que yacen en el mundo material: cuerpo. Como sólo funciona en estos dos niveles el ego sólo puede entender al espíritu como un concepto (mente) o un sentimiento (emoción).

Mucho de lo que está por resolverse en torno al ego está compuesto de ideas, creencias y paradigmas (de la mente) y sentimientos (de la emoción) que representan la energía que la mente utiliza para movilizar a la acción. Gran parte de esto está en el mundo del inconsciente de una persona y son el resultado de sus experiencias en la infancia, adolescencia y pre-adultez. Muchas de esas creencias y emociones limitan su proceso evolutivo.

Como nos han enseñado que la medida del éxito en la vida está dada por la posesión de cosas materiales, el ego se encarga de sostener ideas y sentimientos (orientados a la supervivencia, la protección y la seguridad material) que refuercen esas creencia. Si por lo contrario, el objetivo de la existencia humana en esta Escuela de Aprendizaje llamada Tierra es el de trascender, entonces los conceptos de supervivencia, protección y seguridad empiezan a perder cada vez más sentido y con ellos el ego. Los seres humanos somos en esencia energía. Lo material se degrada y envejece como parte de su condición intrínseca. Si “la energía no se crea ni se destruye, sólo se transforma”, aprender y sanar es en esencia nuestro sentido de propósito y en los estados más altos de evolución de los niveles consciencia le corresponde al ámbito de lo espiritual. En él el ego no tiene un rol, ve reducidas sus funciones.

Sigue siendo necesario pero como un medio para trascender y aprender. Cuando este despertar espiritual está presente para nosotros el ego se resiste y se pone a la defensiva. Habla de la verdad (su verdad), de tener la razón (su razón), de una manera de ser (su manera de ser), de las tradiciones y los resultados del pasado en el mundo material. Producto de las experiencias del pasado y de las creencias construidas en base a ellas, los seres humanos vemos amenazada nuestra supervivencia y el ego (que no se hace de rogar para validarse permanentemente) aflora imponiendo su emocionalidad y su racionalidad.

Para acallarlo basta con identificar todos aquellos “pendientes” mentales (creencias) y emocionales que representa temas no resueltos en la vida de la persona, que están sirviendo de obstáculo en el despertar de conciencia del individuo y que se manifiestan en la calidad de sus relaciones interpersonales. Es justamente a través del ego (mente y emoción) que podemos tener acceso a todo aquello que está pendiente de sanar en nuestro ser. En lugar de aniquilarlo es nuestro deber educarlo en nuestro beneficio y ponerlo al servicio de nuestro crecimiento espiritual.

Estar en el aquí y en el ahora nos permitirá tomar conciencia de nuestros juicios, creencias y paradigmas limitantes; conectarnos con nuestras emociones y lo que nos apasiona; evaluar la calidad de nuestras relaciones interpersonales; y experimentar nuestras sensaciones físicas como señales de lo que está pendiente de sanar y aprender. Esto es parte del trabajo permanente de nuestro despertar. Gracias ego porque nos regalas el cuerpo, la mente y la emoción. Sin ti, nada de esto sería posible.

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