Los códigos genéticos y su influencia en la descendencia
Hace unas pocas semanas terminó el Programa Internacional de Formación y Certificación en Coaching en una ciudad vecina en el que yo fui el trainer certificador. Una de las sesiones observadas me impactó de manera muy considerable por la intensidad de las conductas de la persona que hizo de coachee.
Aprendí de esa experiencia que existen cuatro tipos de violencia entre los seres humanos, los que se ven agravados cuando ocurren en la relación padres e hijos. Estas cuatro formas de violencia son: la violencia física, la psicológica, el abandono y el sobre control. El inconsciente no diferencia entre ellas. Sólo reconoce la violencia que queda grabada como información en la persona.
Como resultado de ello, un alumno de ese mismo programa me envió hoy un e-mail con algunas preguntas relacionadas al mundo del inconsciente. Las respuestas a sus interrogantes deseo hacerlas públicas, porque considero que pueden ser de importancia para la reflexión de muchos.
Como lo hice con ese alumno, también te doy a ti las gracias por darte el tiempo para explorar esas respuestas descritas en estas líneas. Te recomiendo leer tres de mis últimos cuatro artículos en SEMANA económica (los tres primeros).Te podrán ayudar un poco más en el entendimiento de lo expresado a continuación.
Como lo he expresado en artículos anteriores, la Tierra es una Escuela de Aprendizaje a la que vienen nuestros espíritus a vivir una experiencia humana, para sanar lo que está pendiente de sanar, para aprender y resolver lo que el clan (ancestros en nuestro árbol genealógico) no pudo resolver. El primer paso para ese proceso de sanación es la toma de conciencia. Para ello hay una serie de herramientas, algunas de las cuales detallaré a continuación.
En nuestras células se encuentra nuestro ADN, que es una biomolécula orgánica en la que yace toda la información genética hereditaria de la célula. Según la física cuántica, no sólo se heredan los rasgos físicos sino también los emocionales, psíquicos, espirituales, etc., porque en esencia los seres humanos somos energía. La nueva medicina germánica de Hamer, Corbera, Hawkins y otros así lo demuestran en sus investigaciones.
Por lo tanto, según las líneas de afinidad de tus padres, abuelos y bisabuelos, podrás identificar de quién de ellos eres ‘doble’ (heredas todo lo que esa persona tiene como carga genética)
1 2 3
4 5 6
7 8 9
10 11 12
Los números de arriba representan meses. 1 es enero, 2, febrero, etc. Las líneas de afinidad están representadas por las columnas. Esto es, si tú eres del mes 7 (julio) y tu padre es del mes 1 (enero), tú eres su doble porque los meses de nacimiento están en la misma columna. Uno es doble de los ancestros, no de los descendientes. Los descendientes serían dobles de nosotros si estuvieran en la misma columna. Como el inconsciente no entiende de nacimientos y muertes, para él son lo mismo (muerte a una vida es nacimiento y nacimiento es muerte a otra vida). Por lo tanto, si alguien ha muerto en un mes de la misma línea de afinidad (columna) y es mayor a ti, también representas ser un doble de esa persona. También somos dobles de los ancestros que tienen el mismo nombre que el nuestro. Personas del mismo mes de nacimiento representan ser gemelos simbólicos. Personas casadas que están en la misma columna representan estar en incesto simbólico, etc. Toda esa información está reflejada en nuestro ADN.
El alumno me preguntó: por ejemplo, una persona que vivió en un entorno de padres separados y donde el proceso de separación lo marca, quiere decir necesariamente que esa persona tenderá a separarse de su pareja cuando este casada. Tiene en el subconsciente guardados la pelea, los gritos y la solución a la pelea, que es la separación.
Le respondí: muy probable. Son experiencias que pretenden que uno ‘sane’ esas circunstancias y a veces no logramos sanarlas y se perpetúan hasta que alguien del clan ‘decida’ tomar conciencia, asumir responsabilidad y sanar para sus descendientes (y también los ancestros, por más que estén muertos, recuerda que somos energía) esas circunstancias. Lo importante es entender que no es el ‘divorcio’ en sí lo que hay que sanar. Son las conductas y actitudes de las personas que abren la posibilidad del divorcio desde su mundo perceptivo, interpretativo y las creencias limitantes que las gobiernan.
Así como lo genético nos ‘determina’ (que es la mala noticia para los aspectos negativos del clan), existe un proceso llamado la ‘epigenética’ (la buena noticia), que es la posibilidad de que determinados contextos y circunstancias puedan afectar y modificar lo genético. Es un proceso bioquímico. Por lo tanto, una persona de padres separados puede influir e impactar en su vida y en la de sus descendientes haciendo cosas que permitan modificar la carga hereditaria. La primera de esas cosas por hacer es la toma de conciencia. Representa el 75% de la modificación de los factores genéticos. El resto es perseverar en las acciones y el estado de conciencia que generó la transformación.
Le dije: lo que tus padres te decían tiene un alto grado de probabilidad. Una chica de padres separados tiene en su código genético ese factor. Puede trascenderlo epigenéticamente o mantenerlo genéticamente, vivir la misma experiencia de sus padres y heredarla en sus descendientes. Recuerda que estamos hablando de conductas que llevan a esas experiencias. Una buena cantidad de experiencias de gran influencia para el futuro de la persona ocurren hasta los 12 años de vida. Sin embargo, otras experiencias posteriores pueden afectar epigenéticamente o activar ciertos elementos genéticos y transformar el curso de los acontecimientos, a favor o en contra.
Se dice que el ser humano está en un proceso de autoconocimiento permanente. Algunos se hacen conscientes de ello y aprenden; otros ni se dan cuenta y heredan a sus próximas generaciones aquello que estaba por transformarse. Aquellos que están en esa búsqueda permanente suelen matricularse en cursos, hacer bioenergética, astrología, coaching, terapias, yoga, respiración holotrópica, flores de Bach; se cuelgan dijes, anillos, se ponen túnicas de diferentes colores, se hacen vegetarianos, etc. La creencia que está detrás es que se puede conseguir el autoconocimiento desde el exterior: allá afuera están mis respuestas. Otros recurren a solas a su interior meditando y orando, pidiendo a la Divinidad la iluminación. Pobres resultados han obtenido de todas esas prácticas, y no descarto ninguna como elementos de apoyo y complementos al verdadero trabajo de transformación que esas personas buscan. No se sabe que para encontrar las respuestas basta con observarnos en nuestro entorno. Cada vez que quieras saber quién eres, mira las relaciones más positivas que tienes actualmente. Las has escogido porque resuenas energéticamente con ellas. Son una clara representación tuya. Si ves en ellos bondad, es porque eres bondadoso; si les ves enfoque en los resultados, es porque tú también eres así. De la misma manera, también resuenas con aquellas otras personas con las que te llevas mal y supermal. Ellas se te hacen presentes para reflejar quién tú eres o lo que haces contigo mismo. Los seres humanos no dejamos de hacer proyecciones y transgeneracionalmente nos relacionamos con otros justamente para tener una nueva oportunidad de sanar aquello que está pendiente de sanar en nosotros o en nuestro clan.
Todo esto ocurre de manera inconsciente. De ahí que hacerlo consciente es el primer paso para la sanación. Cuando una persona no actúa a las señales que sus relaciones interpersonales le dan de lo que está pendiente de sanar, el cuerpo se encarga de compensar esa ‘carga’ emocional a través de una enfermedad. La enfermedad tiene un sentido biológico: avisar a la persona de aquello en lo que tiene que trabajar para desarrollarse, sanar, crecer, elevar su nivel de conciencia. Combatir la enfermedad sin resolver el conflicto biológico conlleva al riesgo de recaída o a una nueva enfermedad.