Identificando y desmontando creencias limitantes

“Las creencias no son realmente tan importantes. Ellas sólo nos informan y determinan el nivel de satisfacción que tenemos y tendremos en toda nuestra vida!”, dicen Ronald y Mary Hulnick.

¿Según qué circunstancias las personas cambian su manera de pensar?

Hay varias esferas del cambio:

  1. La conductual: hemos demostrado lo difícil que es para nosotros hacer ese cambio.
  2. La emocional: nosotros no escogemos nuestras emociones, afloran, tienen un inteligencia en sí mismas.
  3. La del inconsciente: lamentablemente no decidimos qué está en nuestro inconsciente.
  4. El auténtico yo: aquí residen el amor, la paz, la compasión, la aceptación, el entusiasmo y la felicidad. Eso no lo queremos cambiar.
  5. La mente: nosotros sí decidimos qué va en nuestra mente. Decidimos nuestra actitud, lo que valoramos y los pensamientos que rumiamos de manera cotidiana. Hemos ido rellenando nuestra mochila y somos responsables por lo que hay en ella, de bueno y malo.

Existen dos maneras de evolucionar espiritualmente:

  1. Utilizando prácticas de meditación, oración, contemplación, ejercicios espirituales, servicio socio ambiental, el silencio, pasar tiempo en la naturaleza, etc.
  2. Trabajando en el ego, eliminando las barreras a nuestra evolución espiritual que hemos construido a través de instalar en nuestra mente una serie de creencias, sobre todo aquellas que tienen un impacto emocional negativo.

El despertar y nuestra evolución espiritual son procesos más de desaprendizaje y de eliminación de nuestros comportamientos automáticos que de adquisición de nuevos conocimientos.

El crecimiento espiritual es posible gracias a la aplicación de un proceso de sanación que permite aprobar los cursos de la malla curricular de esta escuela de aprendizaje llamada Tierra.

Imagínate por breves instantes que estás en una habitación amarrado a una silla. A un metro de ti hay una mesa en la que hay una navaja, una pistola cargada de balas y un bate de béisbol. Súbitamente se abre una puerta y entran cuatro leones feroces y hambrientos. ¿Qué harías para evitar cualquier desenlace? ¡Piensa! Podrías concluir que no hay tiempo para nada.

Sin embargo, sí hay una respuesta: ¡dejar de imaginar!

De la misma manera que en este ejemplo, transcurre nuestra vida. Tenemos que dejar de vivir en función de la realidad que nos hemos imaginado, realidad que hemos definido a partir de las creencias limitantes que nos hemos montado. Somos prisioneros de nuestras ideas.

Cuando ocurre algo que no nos gusta, por lo general nos irritamos y como consecuencia asumimos el rol de víctima, nos quejamos, buscamos culpables y tener la razón basándonos en lo ofensivo de la conducta del otro. Al parecer hay unos estándares de comportamiento que han sido infringidos. ¿Quién determinó estos estándares y por qué los uso como criterio en mi vida sin mirarlos más de cerca?

Es claro que si nosotros hemos decidido poner y mantener ciertas cosas en la mochila de nuestras mentes (creencias) somos responsables absolutos de lo que hay y se mantendrá en ellas. Hay algunas creencias potenciadoras que hay que incluir y mantener, y hay otras limitantes que no nos permiten continuar creciendo espiritualmente.

Las oportunidades de crecimiento espiritual y personal son también oportunidades de sanación, de restaurar nuestra esencia divina. El crecimiento espiritual se da a través de la transformación profunda de las creencias subyacentes que nos perturban emocionalmente, nos generan infelicidad y deterioran -o inclusive destruyen- nuestras relaciones interpersonales. Por cada emoción negativa que experimentamos hay una creencia detrás. Mientras más intensa sea la emoción, más importante el pensamiento o la creencia que la sustenta.

Cuando desmontamos una creencia limitante y formulamos una creencia potenciadora más apropiada a las circunstancias que nos están tocando vivir, nos liberamos del rol de víctimas y del “estoy irritado porque…” como patrón conductual que nos impide ser efectivos y felices en la vida. Nuestros estados emocionales están totalmente alineados con nuestros procesos de pensamiento y con el tiempo estas emociones han estado ancladas en nuestro cuerpo como hábitos o patrones. Es allí cuando el ego interviene haciendo generalizaciones, distorsiones o eliminando información de las experiencias de la vida y nos impiden recordar cuál es la creencia limitante que está detrás. Cuando esto ocurre ya no nos damos cuenta de que no es la situación la que creó mi reacción, sino la creencia subyacente en la que la emoción se sustentaba.

¿Cuál es, entonces, la clave? Hacer evidente e identificar la creencia subyacente que no nos damos cuenta y que ha generado la típica reacción emocional. Esta creencia es la que construye filtros perceptivos inconscientes a través de los cuales observamos nuestras experiencias. Al identificar las creencias podremos analizar cuáles de ellas nos permiten ser efectivos en la vida y cuáles no.

Cuando transformamos las creencias que ya no nos sirven estamos transformando nuestra vida e impactando en nuestras experiencias cotidianas, estamos cambiando el tipo de observador que somos. Aquello en lo que creemos, que consideramos la verdad, determina nuestras conductas, las experiencias que nos permitimos tener y, por lo tanto, nuestra calidad de vida.

Pasos para desmontar creencias limitantes:

Identificación de la creencia limitante

  1. Identifica un objetivo que te está costando trabajo alcanzar. Describe las circunstancias en las que se está dando esto.
  2. En relación con ese objetivo, recuerda una situación que te generó una reacción emocional negativa. ¿Qué sucedió? ¿Cómo te sentiste? ¿Qué hiciste en respuesta?
  3. ¿Cuáles eran los estándares a partir de los cuales evaluaste la situación? Qué debió haber hecho la otra persona? ¿Qué estuvo mal? ¿Qué debió haber sido lo correcto en función de los estándares y tu definición de la realidad?

Desmontaje de la creencia limitante

  1. ¿Ha habido alguna circunstancia en que la persona (el otro) operó de manera distinta/contraria ante situaciones similares? ¿Desde cuándo crees que esos estándares son los adecuados? ¿Qué estándares aplicaban antes de esa fecha? De 1 a 10, siendo 10 la más absoluta verdad, ¿cuánto crees que las cosas son así? ¿Qué es lo que te impide calificarlo como 10?

Construcción de la creencia potenciadora

  1. Si pensaras en un desenlace, resultado y emociones positivas a esta circunstancia, ¿cuál sería la perspectiva a tener en cuenta?
  2. Si tuvieras en cuenta esta nueva perspectiva, ¿cuál crees que habría sido el desenlace de la situación? ¿Qué habría sido diferente? ¿En qué medida esta nueva perspectiva te permitiría ser más efectivo y feliz en la vida?
  3. Teniendo en cuenta estas dos perspectivas: la inicial con resultados negativos y la final con un desenlace más satisfactorio, ¿en qué preferirías creer?
  4. Como resultado de esto, ¿qué harás al respecto?

El libro Un curso de milagros dice: nuestra tarea no es buscar amor, sino simplemente encontrar las barreras dentro de nosotros mismos que hemos construido en contra del amor y disolverlas. Esas barreras se llaman creencias limitantes.

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