Empowerment: democratización de la gestión empresarial

En los último tiempos la palabra democracia ha estado en conversaciones de toda índole: sociales, culturales, políticas religiosas y empresariales. Exigimos un gobierno democrático porque pensamos que ese sistema es el mejor o, de los males, el menor. En el ámbito empresarial y, sobre todo en las esferas de la Alta Dirección, sin embargo, no se habla de una gestión democrática de las organizaciones. Pareciera como si la democracia solo se circunscribiera a la gestión gubernamental y no a la corporativa. Pero no es así, pues el liderazgo gerencial alcanza mayores niveles de efectividad y éxito cuando más democrático el estilo.

Dentro de los estilos básicos de liderazgo tenemos cuatro:

  • El autocrático, en el que el líder es el que toma todas las decisiones. Es el que se lo sabe todo y el que más habla.
  • El democrático-coordinador, en el que se empieza a trabajar en equipo pero el líder es el que coordina, dirige y controla el proceso de toma de decisiones y generación de ideas.
  • El democrático-participativo, en el que el líder es uno más de los que trabajan en el equipo intentando no sobresalir en ningún momento, pero facilita el proceso del equipo estando presente para garantizar que se cumplan los objetivos y que la misión está clara.
  • El democrático facultador, donde el equipo se autodirige. El líder ha comunicado la visión y misión, los principios organizaciones y no está presente en el proceso de toma de decisiones porque el equipo sabe bien cómo tiene que manejarse y no necesita de ningún tipo de apoyo. Este último es el estilo que utiliza el empowerment.

¿Qué es el empowerment?

La definición más simplista es la de delegar. Otros la definen como facultar. El concepto de empowerment es dar poder de decisión y acción a los trabajadores. Es hacer los responsables de los objetivos organizacionales, del cumplimiento del plan estratégico, de superar las metas establecidas, de inventar el futuro, de innovar y crear productos y servicios que permitan alcanzar una posición de liderazgo para la empresa basada en sus ventajas distintivas.

En el empowerment, el líder propone una visión, una misión y busca sean compartidas por el resto de la organización. Luego, faculta a su personal para que a partir de su actitud responsable y proactiva, tomen decisiones acertadas, aporten ideas creativas y adopten soluciones exitosas a favor de la organización.

¿Tarea fácil? Qué va

Sin embargo, facultar (hacer empowerment) no es sencillo Requiere de una habilidad especial del líder, de mucha humildad de su parte, de confianza en los demás y perseverancia para no sucumbir ante el primer fracaso.

Existen una serie de requisitos que garantizan la efectividad del empowerment. Esos requisitos se expresan en el siguiente hexágono:

Para hacer un empowerment efectivo es preciso que la organización como un todo formule una misión y tenga una visión empresarial. Además, es necesario que esta visión-misión sea constantemente comunicada al resto de la empresa y que cada persona tenga conciencia de su aporte a la misión y pueda haber opinado sobre la misma, esto es responsabilidad del líder de la empresa. También es preciso que la empresa haya definido sus principios y valores de funcionamiento. Estos pondrán límites al accionar cada individuo y además ayudará en el proceso de toma de decisiones.

Saber, hacer, ser

Para hacer un empowerment efectivo, es necesario que la persona esté capacitada. Sólo podemos darle la responsabilidad de tomar decisiones y actuar a aquella persona que sabe cómo hacer aquello que se le demanda o aquello que las circunstancias y el mercado requieren. La persona tiene que estar debidamente entrenada desde el punto de vista del conocimiento (saber saber) y de las habilidades (saber hacer).

Pero esto no es suficiente sin un tercer ingrediente, el de las actitudes (saber ser), que incluye la motivación y las ganas de querer alcanzar el objetivo, la misión y visión organizacionales. De allí que el proceso de selección del personal sea de vital importancia: a partir de las funciones asignadas para el cargo se deben determinar dichas necesarias para desempeñar dichas funciones.

Con esas competencias, se define el perfil profesional del individuo para luego iniciar el proceso de selección de los candidatos. Así podremos estar seguros de que el individuo al que le hacemos el empowerment es el más indicado a todo nivel.

Si en el proceso de facultar a otros, alguno de estos requisitos no está presente, la eficacia del empowerment se verá disminuida y así también la eficacia de nuestro liderazgo.

La democracia empieza por casa

Para iniciar un proceso efectivo de empowerment, el primer paso es trabajar seriamente en la administración de nuestro tiempo y así podremos dedicarnos a pensar estratégicamente. Los seis requisitos para el empowerment exitoso son todos ellos estratégicos en una organización y tenemos que dedicarles tiempo y recursos.

La democracia en nuestro país debe cumplir los mismos requisitos del empowerment empresarial. Exijámonos a nosotros mismos el mismo nivel de democracia que les exigimos a nuestros políticos. Empecemos por casa y por nuestras empresas. Si todos aportamos a ello, nuestra sociedad, que es la suma de nuestras organizaciones y nuestras familias, será democrática como parte de nuestra cultura, por inercia.

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