Comunicación para la vida y las organizaciones: el peligro de juzgar
Estamos en la era de la información, del conocimiento y de la comunicación. Si no nos comunicamos de manera efectiva, nuestros resultados e inclusive nuestras relaciones interpersonales se resquebrajan. Si uno desea medir qué tan efectivo está siendo en la vida basta con evaluar qué tan buena está siendo su comunicación.
Para comunicarnos, utilizamos cinco actos lingüísticos específicos:
- Las afirmaciones: son datos, hechos, estadísticas. Se utilizan para describir la realidad. Le pertenecen a aquello que se observa. El peso de una persona, su talla, la existencia de algo, son manifestados a través de afirmaciones. Se pueden comprobar. En las afirmaciones, primero es la realidad y luego la palabra.
- Los juicios: son opiniones e interpretaciones que una persona hace sobre la realidad. Le pertenecen a quien observa. Si una persona es gorda o alta, si algo es feo, si una acción es adecuada o no, son adjetivos que uno utiliza para dar su opinión sobre la realidad. Para ello se utilizan los juicios. Los juicios influyen en el comportamiento de la persona inmediatamente son emitidos por ésta. Si pienso que un perro es agresivo (el juicio), me alejaré de él (el comportamiento posterior).
- Las declaraciones: son los actos más generativos y creativos. Abren y cierran posibilidades. Son frases, enunciados. La misión y visión, los principios, la política de calidad, etc., de una organización son declaraciones. La declaración de independencia de un país, abre y cierra posibilidades; crea, genera posibilidades una vez es enunciada. En las declaraciones, primero es la palabra y luego ocurre la realidad.
- Las peticiones: son solicitudes que una persona le hace a otras para que éstas hagan algo, ante la creencia que la persona tiene de que la realidad puede no ocurrir según sus expectativas.
- Las promesas: son las ofertas, acuerdos o compromisos que una persona le hace a otra.
Los juicios influyen en la manera como actuamos y éstos no representan la realidad (afirmaciones) si no la opinión e interpretación que tenemos de la misma. Qué tanto confundamos juicios con afirmaciones determinará la efectividad de nuestra comunicación y, por lo tanto, de nuestros resultados.
Los juicios que emitimos tienen más que ver con quien yo soy, mis experiencias, mis creencias (muchas de las cuales son inconscientes) que con la realidad. Observo desde esas creencias. El peligro radica en creer que lo que observo desde mi mundo interpretativo es la realidad y actuar correspondientemente. Las grandes discusiones por tener la razón surgen justamente de interpretaciones que son utilizadas como la verdad en sí misma. Ponernos de acuerdo se hace sumamente difícil. Implica abandonar nuestras creencias y para ello debemos tomar conciencia de su existencia. En la comunicación, y para obtener resultados extraordinarios en la vida, la clave radica en abrirse a un mundo de posibilidades siendo uno el primero en entender.
El acto de la auto observación es fundamental en este cambio de manera de SER en el mundo. Observar mis conductas y pedir retroalimentación sobre ellas, me lleva al cambio conductual. Pensar mis emociones me lleva a tomar conciencia de ellas y decidir qué hacer con aquello a lo que las emociones me impulsan. Pensar mis pensamientos exige la toma de conciencia de aquellos juicios, opiniones e interpretaciones que hacemos de la realidad, de las personas y de los hechos que condicionan e influyen mi comportamiento a futuro. Las emociones y los pensamientos no son observables pero se traducen en comportamientos específicos que me pueden o no ayudar a ser efectivo en la vida. Nuestras conductas son la comunicación más efectiva de aquello en lo que creemos y de lo que sentimos con absoluta convicción.
Lo que uno observa como realidad, tiene mucho menos que ver con esa realidad que está allá afuera y mucho más que ver con la realidad que uno se ha montado sobre la vida, que está dentro de uno mismo. La interpretación de lo que observamos condiciona nuestro accionar. La efectividad de nuestra comunicación tiene estas bases. ¿Qué tan sólidas son las tuyas?